LA REVOLUCION ISLAMICA EN OCCIDENTE
Autor: Ignacio Olagüe
Editorial. Plurabelle
Ocurrió la historia tal y como nos la han contado? ¿Es posible que, en el siglo VIII de nuestra era, un ejército musulmán cruzara el estrecho de Gibraltar, derrotara a las tropas visigodas y avanzara victorioso hasta el punto de llegar a someter a casi todo el territorio peninsular?
¿Un puñado de bereberes pudo someter a 20 millones de hispanos durante
varios siglos? En contra de esta hipótesis tenemos el hecho de que los
documentos de la época no contienen referencias a aquella terrible
invasión que, de ser cierta, habría supuesto para los peninsulares
todos los males inimaginables. Las primeras noticias no aparecen hasta
las crónicas latinas y musulmanas del siglo IX, a seis generaciones
(150 años) de los hechos que se relatan, cuando el Islam estaba ya
firmemente arraigado en la península. Algunos investigadores, tras
comprobar que los musulmanes atribuían a sus correligionarios victorias
imposibles y que los cristianos omitían consignar cualquier aspecto de
lo que estaba sucediendo en su suelo, concluyen que el mito ha
pervivido, contra toda lógica, porque ha interesado mantenerlo. Entre
los musulmanes, porque les proporcionaba una pátina de gloria; entre
los cristianos ortodoxos, porque encubría ante su propio pueblo lo que
en realidad fue un fracaso social y religioso. La guerra civil que
estalló en la Península Ibérica a principios del siglo VIII , explicada
como conflicto político y disfrazada más tarde como invasión de
potencia extranjera, tuvo su auténtico origen en unos hechos que se
remontan a cuatro siglos antes, al enfrentamiento producido entre dos
corrientes cristianas: los unitarios o arrianos, que negaban que el
Hijo fuera igual al Padre –según premisa, Jesús no era Dios – y los
trinitarios, adheridos al dogma predicado por san Pablo, que mantenían
que hay tres personas distintas –Padre, Hijo y Espíritu Santo- en un
solo Dios verdadero.